Comenzó siendo una sencilla fortaleza levantada en el siglo IX y llamada 'AlHamra', "la Roja", por el color de la tierra que se había empleado en su construcción. Está situada en lo alto de la colina de al-Sabika, en la margen izquierda del río Darro, frente a los barrios del Albaicín y de la Alcazaba.
Las obras para transformarla en el palacio que hoy se alza sobre al-Sabika se emprendieron cuando se instauró la dinastía Nazarí en Granada. Concretamente, fue, Muhammad I, quien trasladó su residencia del Albaycín a la colina vecina en 1237.
En un momento de cierta paz con los reinos cristianos, su nieto Muhammad III (1302-1308) levantó la Gran Mezquita de la Alhambra. Después de la muerte de este por asesinato, se produjeron una serie de luchas internas.
Durante el reinado de Yusuf I (1333-1354) se continúa la obra con la construcción del Palacio de Comares. Su hijo Muhammad V (1354-1359) ordenó diseñar el Patio de los Leones y los aposentos adyacentes, con lo que se considera que se puso fin a las construcciones de estilo puramente árabe en la Alhambra.
El 2 de enero de 1492 Boabdil hizo entrega de la Alhambra y su reino a los Reyes Católicos. A partir de este momento se emprende la adaptación del palacio para los reyes cristianos.
Destaca un estilo muy recargado. Respecto a su elemento decorativo más utilizado, destaca la decoración vegetal, y, en menor medida, la lacería y las redes de rombos. Las columnas son de fuste cilíndrico muy fino, con una base que presenta una gran moldura cóncava, y adornada por anillos en su parte superior. Uno de los elementos decorativos más impresionantes empleados en la Alhambra es la bóveda de mocárabe, que está compuesta por celdillas o alvéolos superpuestos.
Foto de la Alhambra vista desde el Albaycín
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